En algunas ocasiones he escuchado decir: “No me subestimes” y ciertamente esta expresión enmarca lo que en ocasiones puede ocurrir dentro de un salón de clases.
El día de hoy mientras los niños tomaban registro en su cuaderno de la actividad de matemáticas (sistemas de referencia, peso y tamaño; relacionado con el eje temático: Forma, Espacio y Medida) una niña de nombre Emili me pregunto si podía utilizar los marcadores o plumones para escribir en su cuaderno, mi respuesta ante esto fue recordarle que los marcadores son para trabajar en hojas blancas, papel bon o cartulina debido a que el marcador traspasa la hoja del cuaderno por lo tanto podía utilizar otros materiales como colores y crayolas, Emili me respondió que estaba bien y se fue, al poco tiempo regreso con su cuaderno y había copiado la fecha con un plumón verde y en la parte de abajo coloco una raya hecha con una crayola roja ante lo cual explico (cito la expresión de la niña tal cual me la dijo):
“Mira maestra escribí la fecha con marcador y abajo puse esto (una raya con crayola) y ambas se ven pa´ la parte de atrás”
Cuando viré la hoja me di cuenta de que ciertamente el marcador se había traspasado pero la marca con crayola no, por lo cual lo que hiso la niña fue pintar la raya del mismo coloco en la parte de atrás alegando que también se traspasaba. Esta acción me sorprendió mucho ya que Emili defendió su postura y alego con hechos (que para ella eran validos) su situación.
La solución de la situación se dio al preguntarle ¿Entonces la crayola se traspaso por si sola al igual que el marcador? A lo que ella, con toda la inocencia que puede caracterizar a un niño, me respondió:
“No maestra porque yo lo raye por atrás si no, no se iba a ver” fue entonces cuando ella se dio cuenta de que las crayolas no manchaban la hoja como lo hace un marcador.
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