El día de hoy la jornada escolar se inició con un dictado de palabras compuestas a petición del docente titular del grupo (donde me encuentro practicando) la realización de los dictados son la estrategia que el maestro está implementando en su grupo para lograr la alfabetización el ellos. Para poder construir las palabras los niños se apoyan de una hoja silábica, diseñada por el maestro y apoyada en el “libro de la abejita” y después de construirlas los niños las silabas que conforman las palabras.
Durante la primera semana de practica llamo mi atención esta situación (el uso del dictado) pues en la revista “La de la Educadora” ejemplar del Marzo la Profa. Gloria Fernández Camacho menciona lo siguiente en relación a la lectura y la escritura:
Tradicionalmente el sistema de educativo ha comprendido de manera mecánica la lectura como la decodificación del lenguaje gráfico, y a la escritura como la transcripción del lenguaje oral y por tanto las prácticas pedagógicas han sido igualmente mecánicas. Esto ha provocado que la mayoría de los niñ@s sepan reconocer las palabras pero no comprendan lo que leen y puedan tomar dictado pero no puedan expresarse por escrito. La escritura y la lectura se retroalimentan; se aprende a leer leyendo, y a escribir escribiendo.
Esto me ha provocado una duda: ¿Cuál es la forma acertada de iniciar a los niños en el proceso de alfabetización? Porque aunque estoy de acuerdo con lo que se menciona en la cita anterior también considero que las estrategias que se implementan en el aula de clase toman en cuenta las necesidades de los niños.
La estrategia del dictado en el salón de clase; a mi parecer en este grupo de 1grado (escuela multigrado: tridocente) está resultando beneficiosa para los niños; esto en cuanto al reconocimiento de letras y a la formación de palabras, esto lo constate cuando Saúl al pasar a leer las palabras del pizarrón (por silabas) me dijo: “Ahí dice SA porque mi nombre empieza asi y le faltan dos letras mas para que diga Saúl”:
Cuando le pedí al niño que escribiera las letras que faltaban escribió otra A y una I y dijo: Saúl. Me di cuenta de que el niño está comprendiendo que las letras de su nombre forman otras palabras y de igual forma está desarrollando la hipótesis de cantidad mínima al reconocer la extensión de las palabras y decir que para que diga su nombre faltan dos letras más.
Otros niños leían la primera silaba de la palabra y la terminaban completando con otras silabas formando nuevas palabras, por ejemplo: tea-tro los niños decían tea-mo.
Dificultades del dictado: después de escribir las palabras en sus cuadernos los niños pasaron a leer al frente otras palabras diferentes pero ellos, al pasar a leer decían las palabras del dictado. Por lo tanto me di cuenta que los niños memorizan las palabras.
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